Metta

notas

¿Dentro o fuera?

¿Dónde está la felicidad, dentro o fuera? Lo que sí sabemos es que la sentimos dentro de nosotros.  De ello no tenemos dudas. Entonces, ¿por qué esa obsesión por encontrarla en los demás o en lo material? Si la felicidad es una experiencia personal con matices emocionales muy personales, ¿por qué depender de lo externo para ser feliz?

En realidad, la felicidad, cuya definición es particular a cada cuál, puede sentirse independientemente de lo que nos acontezca en la vida. La felicidad se cultiva, se construye, se hace.

¿Cómo podemos sentirla a pesar de nuestras circunstancias? Uno de los tips que nos puede ayudar es el siguiente: cambiemos nuestro punto de vista sobre nuestra gestión emocional. ¿De quién depende: de mí o de los demás?

¿Cuál es tu punto de vista sobre tu situación?

¿Cuál es tu punto de vista sobre la consecución de la felicidad?

¿Qué otros puntos de vista puedes tener en cuenta?

¿Sientes que tienes capacidad de decisión sobre tus emociones?

¿Te sientes dependiente emocionalmente de las circunstancias?

Si por algún motivo te sientes atrapado por tu situación actual en algún área de tu vida:

  • Valora lo que sientes.
  • Cuida tus emociones: ellas te informan y te ayudan a actuar.
  • Cambia tu punto de vista sobre tu capacidad de decisión en relación a lo que puedes sentir sobre ti mismo. No caigas en el victimismo. Recuerda que no es lo mismo ser víctima de unas circunstancias que victimizarse. No es lo mismo. Toma la responsabilidad sobre tu capacidad de decisión y actuación. Sé independiente emocionalmente.
  • Cultiva la felicidad desde dentro: en tu mente.

Cuento sobre Motivación

La fábula de la rana

Coaching para niños y no tan niños

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¿Eres o no eres?

Nos preguntamos a nosotros mismos:

¿Quien soy yo para ser brillante,

extraordinariamente talentoso y magnífico?

Y en realidad:

¿Quién eres tú para no serlo?

Nelson Mandela

Quien define lo que soy o no soy, en realidad, es uno mismo/a. Cuando piensas que no eres o no puedes ser lo que tú quieres ser, eres tú y solo tú, en primera y última instancia, quién lo define, lo elige y lo decide así. Entonces, ésa será tu realidad.  En cambio, si decides serlo, siguiendo a Nelson Mandela, te estarás cuestionando: «¿Y porqué no?». Serás simplemente lo que decidas ser. Porque una convicción significa una elección.

¿Cuáles son tus razonamientos para pensar que NO?

¿En qué te basas para NO serlo?

¿Quién te crees que eres para NO serlo?

¿Qué es lo que te frena en tu interior para considerar que NO puedes ser o NO eres ya brillante?

¿Qué es lo que es talentoso en ti?

¿Dónde está tu talento?

¿Cuándo lo expresas?

¿Qué es lo que piensas sobre ti mismo/a?

Nelson Mandela resume en esta cita uno de los  principios básicos de la Psicología así como del Coaching: tu autoconcepto influye directamente en tu experiencia. Lo que piensas de ti es lo que eres. Deberías re-pensarte, re-considerarte, re-definirte.

¿Quién eres tú para NO ser lo que quieres ser?

La mirada, ¿te miras o te evitas?

En la comunicación, cuando queremos expresarnos, relacionarnos con el otro y enlazarnos con él o ella a través de las palabras, la mirada juega un papel significativo. Mirar al otro es mucho más que verlo. Mirarle  directamente a los ojos es descubrirse ante él o ella. Es descubrirle también.  

Esa relación de interés, que puede llegar al encantamiento, a través de la mirada, instaura un enlace acentuado por la  disponibilidad y la atención. Estamos atentos y disponibles. Y lo estamos comunicando.

Sí, sabemos que el mensaje emitido y recibido en este vínculo de persona a persona  se compone de varios tipos de comunicación interdependientes: puramente verbal (la palabra),  para-verbal (la musicalidad de las palabras) y no-verbal (corporal).  Sabemos que el peso del primer tipo es menor en relación a los otros, y que el último es el más importante. Contiene el peso de la veracidad y credibilidad de nuestras palabras. El cuerpo no miente.

Siguiendo el hilo de esta exposición, la mirada no miente. Expresamos todo tipo de tonalidades con ella.

Pero… ¿y la mirada de uno hacia sí mismo?

¿Nos miramos? ¿O nos escondemos de nosotros/as? ¿Nuestra mirada es directa o evasiva? ¿Es profunda o superficial? ¿Esta mirada introspectiva tiene miedo y evita mirar, o tiene miedo y sigue mirando?

La introspección es un arte. Es esa mirada sostenida que quiere descubrir y comunicar.

mirar cara a cara, mirarse cara a cara

observar, escudriñar, chafardear, preguntarse, contestarse, investigar, ahondar, profundizar, aclarar…descubrir

DescubrirSE

DescubrirME

¿Te ocupas o te pre-ocupas?

¿Qué consigues PROcurando?

Procurar es intentar conseguir un objetivo a fin de lograrlo, proporcionándose uno/a mismo/a lo necesario para ello.

¿Qué es lo que necesitas para procurarte tu metta?

Procurar es ocuparse de la propia metta. Y ahí reside la diferencia entre ocuparse y pre-ocuparse. Cuando nos preocupamos por algo, dándole vueltas y vueltas al asunto, no nos estamos ocupando de ese algo. 

Sin embargo, estando ahí, en el presente, enlazando pensamiento y acción, nos estamos encargando de nuestro objetivo. Estamos dando un salto hacia la o las soluciones, la o las alternativas, más allá de nuestro «problema». Nos estamos moviendo hacia nuestro fin,  al  tiempo que nos  responsabilizamos de éste y nos  encargamos activamente de nuestro propio bienestar.

¿Te estás ocupando o te estás pre-ocupando?

¿Concretamente, cuál es la diferencia  en relación a tu metta?

¿Estás estancado/a en el problema o has avanzado hacia tus soluciones?

¿Te estás responsabilizando de tu metta?

¿Te estás encargando de tu metta?


 

¿Necesitas un cambio en tu vida? ¿Postergas o Procuras?

¿A qué esperas?

Existe una trampa muy común en nuestra sociedad que impide el cambio. Se trata de un hábito mental, y por ende emocional y conductual, que tiene una doble vertiente.

Y es curioso, porque a pesar de saber que tal hábito no funciona, seguimos poniéndolo en marcha. Tiene un nombre, sí. Y tiene una forma, también.

¿Su nombre? Postergar. Algunos de nosotros, quizás muchos de nosotros, hemos estado cultivando el Gran Arte de Postergar durante años.

¿Su forma? A nivel verbal, utilizamos el «cuando…, lo haré» o «si…, entonces yo…». A nivel emocional, sentimos  miedo, inquietud, ansiedad combinados con pereza, dejadez, pasividad. en el marco de la frustración, claro está. Y finalmente a nivel de conducta, NO HACEMOS NADA. No nos movemos, nos estancamos, nos bloqueamos. Evitamos expandirnos. No nos atrevemos a crecer y dar el salto.

Y luego… llega el autoreproche escondido detrás del reproche al otro, cerrando el círculo vicioso. Con la culpa puesta en el otro o lo otro, seguimos evitando el cambio tan deseado.

Ante tu deseo de cambio, ¿qué puedes hacer tú?

Olvida por un momento al otro

Céntrate en tí

¿Qué es lo que está pasando?

¿Qué sientes, qué piensas y qué haces?

Ante el cambio, ¿qué es lo que te lo impide? Y, ¿cómo puedes solventarlo?

¿Qué es lo que te ayuda? Y, ¿cómo puedes aportártelo?

Supera la trampa del  «si…»

supera la trampa del  «cuando….»

Supera la trampa del arte de POSTergar

y aprende el arte de PROcurar

La taza vacía

Ralph Waldo Emerson dijo una vez: « Todo gran artista empezó siendo un principiante«.

Ante el deseo de progreso y avance, debemos empezar por el principio. Si queremos un efecto, empecemos por la causa. Es evidente pensar entonces que el proceso de aprendizaje conlleva  tiempo, el cual merece tenerse en cuenta. Si tenemos una metta, ¿qué hay de malo en empezar por el principio? ¿Qué tiene de malo aprender en el camino?

Añadido a la realidad del aprendizaje está otro factor, quizá aun más importante. Antes de seguir, pero,  recordaré el cuento zen de La Taza Vacía:

Un gran guerrero visita a  un maestro Zen. Nomás llegar, se presenta haciendo alarde de todos sus títulos acumulados en largos años de sacrificio y estudios pesados. Continúa solicitando después enseñanzas sobre los secretos del Zen. Ante tal actitud, el maestro se limita a invitarlo a sentarse y ofrecerle una taza de buen té. Con gran silencio y aparente despreocupación por la taza del invitado, el maestro vierte el té.

Y continúa vertiendo más y más té, llenando la taza y derramando consecuentemente todo el líquido, tranquilamente. Sorprendido y consternado, el guerrero avisa al maestro, el cuál responde con excelente serenidad: » Es así, Usted ya tiene su taza llena, ¿cómo podría aprender algo? A menos que su taza esté vacía, no podrá aprender nada».

El factor al que hacía referencia es el del des-aprendizaje. Nuestra taza suele estar llena de creencias, prejuicios y suposiciones. Si queremos aprender algo, antes hemos de vaciar nuestra taza y escuchar abiertamente.

Ésta es la mente del principiante, necesaria para todo proceso.

La calidad de mi respuesta

Responder es una acción. Si la respuesta se queda en lo meramente verbal, es una respuesta incompleta. Para que ésta se complete, ha de ser vivencial.

Escuchar la respuesta

Sentir la respuesta

Seguir la respuesta

Vivir la respuesta

Actuar la respuesta

Responder a la respuesta

Corresponder a la respuesta

En definitiva, completa la respuesta, puesto que ella es ACCIÓN en el cambio. Respóndete completamente. Cede a ella.

Feliz Sant Jordi

¡Feliz día del libro y de la rosa!

Las respuestas

Si decíamos que las preguntas alcanzaban nuestras propias respuestas, deberíamos añadir que éstas son únicas.

No hay respuesta correcta. Ésta, simplemente, no existe.

La calidad de la respuesta estriba en la espontaneidad, en la honestidad, en la naturalidad.

Espontaneidad, naturalidad y honestidad porque cuando respondemos a las preguntas son estas cualidades las que nos liberan de los prejuicios. Respondiendo a través de ellas, evidenciamos realidades personales al margen de los «debería de» o «tendría que».

Paralelamente, nos abren a un mundo de posibilidades, ofreciéndonos un marco mental panorámico. Y es en ese marco, donde las respuestas perfectas y correctas no existen.